LAS HUECAS SUTILEZAS

Tema: LAS HUECAS SUTILEZAS.  Cita Bíblica Base: Colosenses 2:8-10 

Huecas sutilezas significa: un conocimiento vacío, o un argumento débil que es producido por las impresiones de las emociones del cuerpo.  Por eso debemos tener el cuidado de no dejarse enrollar por tantas filosofías y huecas sutilezas. 

  El ser humano desde el momento en que cayó en las trampas del enemigo, él les dijo: “Yo soy su dios, soy el dueño de este mundo y yo sé que a ustedes les puedo dar poder.”  (Leer Mateo 4:1-2) A Jesucristo solo le dijo adórame… 

Es necesario de no dejarse enrollar por las huecas sutilezas. Al de darse cuenta que no solo por saber si hay coincidencia en los errores que el hombre comete es de  incluírselos a Dios, como que Dios tiene la culpa de tus acciones. 

Culpar a Dios por tus propias acciones es estarse enrollando por las filosofías de huecas sutilezas, en vez de enrollarse de la palabra de Dios.  Dios no puede ser burlado, lo que el hombre hace, eso recibirá. Cuida pulga, se le hará una peste. 

1. Adán dijo: La mujer que me diste me enseñó a pecar. ¿Sera que siempre se busca a un culpable?, 
2. ¿Para que nosotros salgamos resarcidos? 
3. 
    Muchos lo hacemos pero es necesario que no debemos de ignorar que fue Jesucristo el que se hizo cargo de nuestros pecados como lo dijo el profeta que Él llevo nuestros pecados. (Leer Isaías 53:1-12)  

2. La mujer dijo a Dios: “La serpiente me engaño.” (Leer Génesis 3:1-21) 
3. En esta cita Bíblica, aquí es donde vemos el error de esta primera pareja preciosa que Dios había puesto en ese lindo jardín, precioso paraíso para la humanidad entera.  

3. Jesús es el único que murió y resucito al tercer día y desde entonces el pago un precio no con oro ni plata ni cosa corruptible, sino con la preciosa sangre de Jesucristo, de un cordero limpio, puro, santo y sin mancha. 
4. (Leer 1Pedro 1:18-25) 
5. 
   

Conclusión: Es de tener ese gran cuidado, porque no somos unos niños llevados de aquí para alla, por vientos de enseñanzas erróneas. (Leer Efesios 4:14) 

Escrito por: Hno. Edwin Martínez